6/25/2015

Sin Tetas no hay hombre ni paraíso


Sin Tetas no hay hombre ni paraíso

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Hace unos días me encontré con un amigo. Siempre he sabido que le encantan las mujeres tetonas y culonas, sobre todo las culonas. Esta vez sin embargo me quedó muy claro que, en general, los hombres de esa región del país – la cual no voy a nombrar- prefieren ese tipo mujer.

Mi amigo me contó que una de sus amigas estaba haciendo las averiguaciones para hacerse las Tetas. Le pregunté ¿por qué quiere hacerlo?.

Está cansada, su marido se la juega con una y otra, me respondió.

¿Acaso siente que si se pone Tetas su marido la mirará solo a ella?

¿Es necesario que como mujeres tengamos que recurrir a este tipo de reconstrucción física y destrucción psíquica?

He hecho muchas locuras por el hombre que me gusta: tirarme con mi caballo al río en plena creciente, para poder llegar esa misma noche al pueblo donde él me esperaba, atravesar medio continente para verlo, esperarlo durante meses sin masturbarme, pensar en el regalo perfecto, aprender nuevas recetas para cocinarle, investigar sobre los temas que a él le apasionan, en fin…

Sin embargo nunca se me ocurrió ponerme más Tetas para enamorarlo.

Tampoco puedo juzgar a la mujer que cree que al hacerse las Tetas asegurará la fidelidad de su marido. Lo que me entristece es que ella tome esa decisión para retener a un hombre que ni siquiera la valora. 

En definitiva, muy en el fondo, lo que se evidencia es una gran herida en nuestra auto-valoración, una herida incluso de origen ancestral.

Parece que no nos damos cuenta y seguimos jugando el mismo juego.

¿Qué nos pasa a las mujeres?  Vamos de un quirófano a otro tratando de complacerlos y luego nos percatamos de que ellos son insaciables.

Me pongo más tetas, me hago la lipo, los labios y me agrando culo. Luego las extensiones, el botox y las uñas, eso sí, un color diferente para cada una, que no falte el tatuaje en la nalga, la cadera el pecho o el pubis y por último para rematar el cuento nada mejor que un  piercing vaginal, umbilical o sublingual,

¿Qué más seguiremos imponiéndonos a nosotras mismas?
¿Hasta cuándo vamos a ser tan tontas?

Sé que es inevitable querer estar hermosas cuando estamos con un hombre que nos gusta, pero, ¿es necesario llegar a tal extravagancia?

Y entre otras cosas, 

¿Ese es el tipo de mujer que nuestros hombres desean y reclaman?

Que desgracia...


Escrito por Luz Restrepo Marquez.
Imagen: Lindner (1969)