Sin Tetas no hay hombre ni paraíso
.
Hace unos días me encontré con un amigo.
Siempre he sabido que le encantan las mujeres tetonas y culonas, sobre todo las
culonas. Esta vez sin embargo me quedó muy claro que, en general, los hombres
de esa región del país – la cual no voy a nombrar- prefieren ese tipo mujer.
Mi amigo me contó que una de sus amigas
estaba haciendo las averiguaciones para hacerse las Tetas. Le pregunté ¿por qué quiere hacerlo?.
Está cansada, su marido se la juega con
una y otra, me respondió.
¿Acaso siente que si se pone Tetas su
marido la mirará solo a ella?
¿Es necesario que como mujeres tengamos
que recurrir a este tipo de reconstrucción física y destrucción psíquica?
He hecho muchas locuras por el hombre que
me gusta: tirarme con mi caballo al río en plena creciente, para poder llegar
esa misma noche al pueblo donde él me esperaba, atravesar medio continente para
verlo, esperarlo durante meses sin masturbarme, pensar en el regalo perfecto,
aprender nuevas recetas para cocinarle, investigar sobre los temas que a él le
apasionan, en fin…
Sin embargo nunca se me ocurrió ponerme
más Tetas para enamorarlo.
Tampoco puedo juzgar a la mujer que cree
que al hacerse las Tetas asegurará la fidelidad de su marido. Lo que me
entristece es que ella tome esa decisión para retener a un hombre que ni
siquiera la valora.
En definitiva, muy en el fondo, lo que se evidencia es una gran herida en
nuestra auto-valoración, una herida incluso de origen ancestral.
Parece que no nos damos cuenta y seguimos
jugando el mismo juego.
¿Qué nos pasa a las mujeres? Vamos de un quirófano a otro tratando de
complacerlos y luego nos percatamos de que ellos son insaciables.
Me pongo más tetas, me hago la lipo, los
labios y me agrando culo. Luego las extensiones, el botox y las uñas, eso sí,
un color diferente para cada una, que no falte el tatuaje en la
nalga, la cadera el pecho o el pubis y por último para rematar el cuento nada mejor que un piercing vaginal, umbilical o sublingual,
¿Qué más seguiremos imponiéndonos a
nosotras mismas?
¿Hasta cuándo vamos a ser tan tontas?
Sé que es inevitable querer estar hermosas
cuando estamos con un hombre que nos gusta, pero, ¿es necesario llegar a tal
extravagancia?
Y entre otras cosas,
¿Ese es el tipo de mujer que nuestros
hombres desean y reclaman?
Que desgracia...
Escrito por Luz Restrepo Marquez.
Imagen: Lindner (1969)
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